Partiendo de una planta diáfana, trabajamos su compartimentación para responder al programa del cliente, un despacho de abogacía, que buscaba una distribución acorde a sus nuevas necesidades.

El perímetro del espacio obligaba a un gran corredor de acceso hasta llegar a la zona de trabajo, por lo que lo revestimos con paneles de madera listonada sobre una base de fieltro, buscando enriquecer el espacio así como amortiguar la acústica.
Creamos una gran sala de reuniones, acristalada en varias direcciones para permitir tanto la entrada de luz natural como las vistas cruzadas, así como otras salas individuales aisladas, para video-llamadas, video-formación, etc, para evitar perturbar el ambiente de concentración de la zona común de trabajo.
La playa de mesas se ubicó en primera línea de ventanas, favoreciendo el disfrute de la luz natural en la mayor parte de la jornada laboral, dejando la pequeña cocina y las zonas de mantenimiento y servidores en la parte ciega del recinto.

En cuando al uso de los materiales, escogimos el roble para amabilizar el ambiente a priori frío de una oficina, combinando con papel pintado texturizado, lacados y pintura en tonos piedra, detalles en negro, y presencia del color corporativo en los elementos tapizados.
Por último, la iluminación se trabajó en varios niveles: el funcional, para cada puesto de trabajo, pero también el de ambiente y acento, modulando la luz para realzar el espacio y sus elementos.